Debemos prepararnos para el BIEN que vamos a recibir. La preparación no solo se cifra en adornar la casa: poner el árbol de Navidad o incluso montar el Belén. Es mucho más importante preparar la "casa" interior para que pueda nacer Dios. Ese Nacimiento nos exige un cambio de vida, un camino hacia la verdadera Luz. Este es el consejo que hemos de aplicarnos en esta Navidad y durante toda nuestra vida. María es el perfecto modelo del Adviento, que nos puede ayudar.
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