miércoles, 8 de noviembre de 2017

La Voz de los Santos- Santo Cura de Ars (I)

No solo a la vista de un cadáver que llevan a enterrar, debemos tener el pensamiento de la muerte para quitarnos la afición a esta vida y los placeres del mundo, y para llevarnos a pensar seriamente en aquel momento terrible, que debe decidir nuestra eternidad: cielo o infierno, dicha y gozos eternos o desdicha y tormentos sin fin.

Vemos en el evangelio cuan necesario nos es el pensamiento de la muerte para desengañarnos de la vida y para aficionarnos solamente a Dios. Jesucristo quiere que nunca perdamos de vista la consideración de la salida de este mundo para la eternidad. La Iglesia siempre atenta para proporcionarnos los medios más adecuados para inducirnos a trabajar por nuestra salvación, nos evoca, tres veces al año, el recuerdo de los muertos que Jesucristo resucitó: la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Nahim y  Lázaro de Betania.

Es cierto que llegará un día en que ya no perteneceremos al mundo de los vivos, y en que nadie pensará en nosotros, como si nunca hubiésemos existido.  Todos iremos algún día al sepulcro, jóvenes o viejos, sanos o enfermos,  tanto la joven mundana que siempre se preocupó por su aspecto, como aquél orgulloso que tan pagado estaba de su talento, de sus riquezas, de su crédito y de su oficio.


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