jueves, 22 de junio de 2017

La Voz de los Santos (Sagrado Corazón de Jesús)- Santa Margarita María de Alacoque


"A pesar de toda oposición, este Divino Corazón eventualmente triunfará. Dichosos los que han sido instrumentos para establecer su Reinado" (Santa Margarita María de Alacoque)

jueves, 15 de junio de 2017

La Voz de los Santos (Corpus Christi)- San Juan XXIII





"La Eucaristía, infundiendo en el corazón del hombre una nueva energía -el amor sobrenatural-, refuerza, encauza y purifica el afecto humano, haciéndolo más sólido y más auténtico. Cuando tiene a Dios en su pecho, todo el hombre queda armonizado en sí mismo... En el sacramento divino, el Señor está sumido en el silencio para escucharnos".

jueves, 8 de junio de 2017

La Voz de los Santos (Santísima Trinidad)- San Agustín




«Fíjate en las Personas, no las confundas. Distínguelas inteligentemente, no las separes pérfidamente, no sea que por huir de Caribdis, caigas en Escila. Estabas a punto de ser devorado por las fauces impías de los sabelianos, si decías que el Padre era el mismo que es el Hijo. Ahora ya lo sabes: "No estoy solo, sino yo y el Padre, que me envió". Sabes que el Padre es el Padre y que el Hijo es el Hijo. Esto lo reconoces, pero no digas que el Padre es mayor y el Hijo es menor; que el Padre es el oro y el Hijo es la plata. Sólo hay una substancia, una divinidad, una coeternidad, igualdad perfecta; ninguna desigualdad. Pues si solamente crees que Cristo es otro distinto del Padre, pero no de la misma naturaleza, habrás salvado el peligro de Caribdis, pero te has estrellado contra las rocas de Escila. Navega por el medio huyendo de uno y otro extremo... El Hijo es otro, porque no es el mismo que el Padre, y el Padre es otro, porque no es el mismo que el Hijo. Pero no es otra cosa, porque el Padre y el Hijo son la misma cosa. ¿Qué es esa misma cosa? Un solo Dios»

jueves, 1 de junio de 2017

La Voz de los Santos (Especial Pentecostés)- San Juan de Ávila


 ** “¡Oh soplo bienaventurado, que llevas las naos al cielo! Muy peligroso es este mar que navegamos; pero con este aire y tal Piloto seguro iremos. ¡Cuántas naves van perdidas! ¡Cuántos vientos contrarios corren y grandes peligros! Mas en soplando tú, piadoso Consolador, las vuelves a puerto seguro. ¿Quién podrá contra los bienes que nos haces y los males de que nos guardas? De allá sales como viento y allá vuelve, al Padre y al Hijo; de allá te espiran y allá espiras tú a tus amigos; allá los guías, allá los llevas, para allá los quieres”. (San Juan de Ávila)