Es tiempo de abrir el Corazón al Misterio que supone la Eternidad de Dios que se abaja a la Tierra para hacerse humildad entre los hombres. La devoción es la puerta de entrada a la necesidad de un acercamiento a lo Sagrado, un descalzarse de todo lo mundano para contemplar el Amor de Dios que se nos presenta, no de una manera triunfante a los ojos humanos, sino en la pequeñez de un niño recién nacido de las Purísimas Entrañas de la Santísima Virgen María. Vivamos con fe y esperanza en estos tiempos recios nuestra creencia firme en que hay un Cielo y un Dios Misericordioso.
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