domingo, 24 de diciembre de 2017
La voz de los Papas- Especial Nochebuena
En esta noche brilla una «luz grande» (Is 9,1); sobre nosotros resplandece la luz del nacimiento de Jesús. Qué actuales y ciertas son las palabras del profeta Isaías, que acabamos de escuchar: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (Is 9,2). Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón.
Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro Salvador recostado en el pesebre. Este es el motivo del gozo y la alegría: este Niño «ha nacido para nosotros», «se nos ha dado», como anuncia Isaías (cf. 9,5). Al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al «Príncipe de la paz» y ser entre las naciones su instrumento eficaz.
Cuando oigamos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt2,12).
En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.
Que, al igual que el de los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal 85,8).
(Homilía del Papa Francisco 24 de diciembre de 2015).
miércoles, 20 de diciembre de 2017
miércoles, 13 de diciembre de 2017
viernes, 8 de diciembre de 2017
Solemnidad de la Inmaculada Concepción
Porque preservaste a la Virgen María
de toda mancha de pecado original,
para que en la plenitud de la gracia
fuese digna madre de tu Hijo
y comienzo e imagen de la Iglesia,
esposa de Cristo,
llena de juventud y de limpia hermosura.
Purísima había de ser, Señor,
la Virgen que nos diera el Cordero inocente
que quita el pecado del mundo.
Purísima a la que, entre los hombres,
es abogada de gracia,
y ejemplo de santidad
(Prefacio de la Eucaristía de la Inmaculada Concepción)
de toda mancha de pecado original,
para que en la plenitud de la gracia
fuese digna madre de tu Hijo
y comienzo e imagen de la Iglesia,
esposa de Cristo,
llena de juventud y de limpia hermosura.
Purísima había de ser, Señor,
la Virgen que nos diera el Cordero inocente
que quita el pecado del mundo.
Purísima a la que, entre los hombres,
es abogada de gracia,
y ejemplo de santidad
(Prefacio de la Eucaristía de la Inmaculada Concepción)
La liturgia nos invita hoy a recordar a María en su Inmaculada Concepción, como la "toda Santa", la llena de gracia que con su Sí, rubricó el plan de Dios para con Ella y con todo el género humano. Dios quiso la aceptación de su criatura más hermosa para comenzar con una obra aún más espectacular que la Creación, la Encarnación de su Hijo Jesucristo para la Salvación de todos los hombres. Así pues, hemos de ver a María como modelo a seguir, en su caridad para con los demás y en su disposición al servicio presto a los demás.
jueves, 7 de diciembre de 2017
Réplica de la Vera Cruz de Caravaca- cruzdecaravaca.com
En el inicio de diciembre, último mes del Año Santo Jubilar de Caravaca 2017, que se ha estado difundiendo a través de este blog, reseñamos uno de los productos de la empresa Cruzdecaravaca.com. Concretamente esta bella réplica de la Cruz de Caravaca realizada en metal, esmaltada con los mismos colores que la Vera Cruz de Caravaca y con una peana de madera, mide 18, 5 de alta y 9,5 de ancho. Como se refleja en la fotografía es un hermoso recuerdo de Caravaca, pero no solo eso, la cruz una vez llevada a bendecir puede ser un sacramental, como lo son las medallas.
La Vera Cruz de Caravaca es una Cruz-Relicario que tiene mucha historia. La misma Santa Teresa de Jesús conservó una réplica que le regalaron las monjas carmelitas de Caravaca junto a su lecho y le profesó especial devoción hasta su muerte.
Además del objeto reseñado, esta tienda posee numerosos modelos de la Vera Cruz, logrados y de diferentes materiales: oro, plata, bronce, metal, madera, etc. Desde el punto de vista cultural, puede ser un detalle para recordar uno de los signos de identidad de la Región de Murcia y por ende del levante español y, desde el religioso, además es un símbolo que recuerda la Pasión de Jesucristo.
Para más información sobre esta Cruz y sobre otros productos relacionados con la Ciudad Santa, pueden acceder al siguiente enlace: http://www.cruzdecaravaca.com
miércoles, 6 de diciembre de 2017
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